martes, 20 de mayo de 2014

Marruecos

He pasado unos días en Marruecos. Creía que iba a hacer un viaje un poco especial, quizás algo alejado de lo que hacen todos los turistas, pero finalmente hice lo que casi todo el mundo. En fin...
El reportaje que sigue muestra las impresiones subjetivas del viaje más que los grandes paisajes del país magrebí. Seguro que me he quedado en la parte de arriba de la superficie de las cosas, aunque he tratado de que no fuese así...

Treinta o cuarenta años atrás
Hay muchos signos que muestran que el país está prosperando, pero en algunas cosas es como regresar a la España de hace treinta o cuarenta años.
En Asilah, las parejas y las pandillas de chicos y chicas se citan en el equivalente al paseo marítimo para ligar. Las pandillas de chicos se juntan y esperan a que las de chicas pasen frente a ellos. Entonces, se ponen a seguirlas y les requiebran en voz alta mientras unos y otros no dejan de andar.



 Vender, vender, vender
 Vender es el nombre del juego. Como en todo el mundo árabe, cualquier cosa se vende en cualquier sitio y a cualquier hora. Los zocos son, por supuesto, el colmo del comercio pero en cada esquina hay alguien dispuesto a vender algo.




Fútbol

El fútbol parece un importante entrentenimiento para los hombres. Los chicos organizar partidos en plazas y descampados y los hombres acuden a ver los grandes encuentros en los bares con televisión. En la fotografía inferior, los pasajeros se dirigían a ver la final de la Copa del Rey de España entre Real Madrid y Barcelona. Los goles se celebraron con un entusiasmo parecido (algo menor, pero no mucho) al de los forofos esapañoles. 



 Ciertas costumbres


Son sorprendentes para los ojos del turista. En la tetería, el camarero sirve tes sin parar. Los naturales lo consumen en la terraza o en el interior del bar. Con frecuencia, acuden a beber agua a la fuente adosada a la pared. Suele haber una o dos tazas. El usuario toma la taza, la vacía, la llena, bebe un sorbo y deja la taza con el agua que no ha bebido. El siguiente usuario repite la operación. Nadie tira el agua que no ha bebido. Nadie enjuaga la taza antes de beber.

 Los vergeles


Uno ha estudiado que los andalusíes aprovechaban el agua magníficamente porque la civilización árabe era una experta en utilizar un bien para ellos escasos. Para mí, lo más sorprendente del paisaje marroquí es la creación de pequeños vergeles aprovechando cualquier minúsculo curso de agua. Es cierto que viajé en primavera, pero aún así es realmente notable el contraste entre la aridez general y las superficies mínimante húmedas.



Frondosidad

El Sur es muy árido, pero el Norte ofrece un paisaje notablemente verde. También el medio Atlas



 Los beduinos


Los beduinos son el pueblo más pobre de Marruecos. Nómadas y pastores, muchos viven en cuevas fabricadas en los taludes arenosos de los oueds. Se les ve por la carretera con una maleta esperando que alguien les lleve, aceptan comida de los viajeros, piden agua para beber, venden miel al pie de la carretera...



 Los bereberes

Son los habitantes del desierto. Todavía es posible ver alguna de sus viviendas tradicionales en las proximidades del erg. Las mujeres visten de negro riguroso.



 


 El desierto


Es donde a uno se le queda cara de turista por completo. Las fotografías del anochecer, del amanecer, de las caravanas de dromedarios... son puro "turisteo". Lo cierto es que el erg es un trozo de desierto muy pequeño del que la mayoría de los turistas ven una porción ínfima. Desde la jaima donde se duerme, es fácil ver las luces de los coches (pocos, eso sí) que circulan por la carretera que circunvala el erg. Cuando uno se acerca, la carretera es impresionante y cuando se ve la arena, parece que uno está llegando a un escenario que alguien ha preparado para epatar al viajero.




 Un clásico

Me dice un amigo que hace diez años ya estaban las cabras sobre el árbol. Al pie de la carretera, unas cabras pacen los frutos del argán sobre un árbol despeluchado. El argán, ese ungüento amarillo de hoy, es un aceite que se extrae de la semilla del árbol de ese nombre. Tradicionalmente, era el alimento de las cabras. Cuando los rumiantes expulsaban los huesos de esta especie de aceituna, los naturales del lugar la exprimían y obtenían ese aceite. Para los turistas, hay dos paradas. Una, la de las cabras y otra la de la cooperativa de Essaouira donde se explica la extracción artesanal.





Essaouira

En las guías aparece como la ciudad del pescado. Numerosos restaurantes colocados cerca del puerto exponen su mercancía, el turista elige y el restaurador lo pone a la parrilla. El tráfico de pescado es llamativo. La peculiar lonja callejera merece ser paseada.
Al interior, la ciudad muestra un abandono notorio cuando uno sale de la calle principal.


 


 Burros, bicicletas y contrastes

Medios de transporte habitual son los burros y las bicicletas. También, las motos bien aprovechadas. Pero el país, que ya he dicho, que muestra signos de prosperidad, ofrece con frecuencia contrastes






 Las mujeres

Uno se va con la sensación de que las mujeres tienen un largo camino que recorrer para alcanzar la igualdad, para no ser las que esperan en cualquier sitio a que ocurra algo o para no ser las que realizan las tareas más engorrosas.


 

 Los zocos

El turista va prácticamente de zoco en zoco. El primero sorprende; el segundo, menos; el tercero es ya una rutina. Solo el de Fez se salva. Completamente delirante...






Los talleres de los portales

En todas las ciudades los portales están poblados por talleres mecánicos. Aunque la fotografía que ofrezco no es de uno de ellos, son los más habituales. Talleres de bicicletas, coches y, sobre todo, motocicletas. Uno no deja de pensar en el "deja vu" del primer párrafo de este reportaje cuando ve que en cada taller hay un mecánico sobre el vehículo que está reparando y, a su lado, hay siempre dos, tres o cuatro "ingenieros" que observan o le aconsejan 



 Las carnicerías

Son, sin duda, los establecimientos más llamativos por la manera en la que presentan su mercancía. En algunos pueblos (parece que alejados de las rutas turísticas) hay una calle entera llena de unos restaurantes/carnicerías muy peculiares. El cliente elige en la carnicería la cantidad de carne que quiere, el carnicero la corta y se la pasa al cocinero, que la asa a la parrilla.



¡NO FOTO!

Lo más difícil del viaje por Marruecos es fotografiar a la gente. Uno considera que un país es -en la expresión al uso- el paisaje y el paisanaje. Sin embargo, el paisanaje no se deja fotografiar. Los chicos que juegan en la plaza corretean mientras dicen "no foto, no foto". En cada toma hay alguien que al bajar la cámara de la te echa la bronca, aunque tú hayas querido tomar una panorámica general de un lugar. Eso si antes no te han puesto mala cara cuando te han visto levantar el objetivo. Incluso, si llevas la cámara hacia abajo pero te paras al lado de alguien puedes verte en un conflicto porque ese alguien considera que lleva el dedo sobre el botón del obturador. Realmente complicado...
... e inexplicable en ciudades como Chaouen, que viven del turismo. Yo había visto fotografías de esta ciudad bellísima con hombres y mujeres vestidos con chilabas que se metían en una casa o salían de una u otra manera del encuadre. Me parecía que los fotógrafos habían sabido captar la esencia misteriosa de la ciudad. 
Nada.
Mentira. Es que esa es la única forma de fotografiar la ciudad con sus gentes si es que no quieres tener un problema de orden público.


  Algunas fotos más
puedes encontrarlas en http://flickr.com/photos/miguelangelortega
 

1 comentario:

  1. ¡¡Eres un antropólogo y artista, todo junto y en su máxima expresión!!

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